El Carnaval de Barranquilla, una mina de oro
- Carlos Cancino
- 28 feb 2022
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 14 jun 2022

Se calcula que este año el evento movilizó en los cinco días más de $60 millones. Generó por lo menos 25 mil empleos.

Lo importante del Carnaval de Barranquilla es que no se trata de un multimillonario negocio para un Rey Midas o un grupo de empresarios. El evento es lo más aproximado a una economía democrática, en donde gana el vendedor de chitos, cervezas, talco, los parqueros, los que alquilan sillas a lo largo del recorrido, los cañamilleros, los tamboreros, los integrantes de las cumbiambas, las comparsas, las letanías, los disfraces individuales, los vendedores de agua embotellada, lo taxistas que no dan a vasto.
Es todo un gigantesco negocio detrás del Carnaval de Barranquilla. ¿Y cómo lo hace? ¡El propio pueblo democrático ya tiene desde tiempos ancestrales su papel en el Carnaval y cada año aumenta la cuota de lo que se va a ganar!
Es un desorden bien organizado. Es una rumba loca muy cuerda, en la cual cada uno está pendiente de cuanto le queda en el baile del patio de la casa, en la caseta, y en los salones de alta alcurnia como el Hotel del Prado.
Pero sin duda el que más produce utilidades es el Festival de Orquesta y Conjuntos. Desde su creación en los años setenta, se ha convertido en el principal atractivo del evento
Se estima que este año se movilizarán 45.000 millones de pesos y se crearán más de 20.000 empleos.
Así empieza el negocio
La noche de la Guacherna es la que prenda fuegos, en un interminable desfile de cumbiamberas que van raspando el piso con su chancleteo acompasado, su paquete de espermas, su tabaco en la boca y su falda ancha que le cubre hasta los tobillos, mientras su cuerpo suda gratamente al son de la gaita.
Luego viene la noche de la coronación de la Reina. Un espectáculo fuera de serie. Con centenares de espectadores, y de vendedores de agua, cerveza, toda suerte de licores y de ‘comida rápida’.
Es decir, la Guacherna, la coronación de la Reina, y los cuatro días centrales (S’abado de Batalla de Flores), Domingo de desfile de comparsas y cumbiambas, lunes del Festival de Orquestas y Conjuntos y Martes del festejo de la muerte de Joselito Carnaval. Algo absurdo. Pero en el Carnaval de Barranquilla y poblaciones aledañas todo se vale.
La verdadera economía democrática
Si bien unos ganan más que otros, la verdad es que todos ganan. Por ejemplo, un taxista en un día normal hace estrictamente para la tarifa y le quedan quince o 24 mil pesos para llevar a casa. En Carnaval le quedan “libres de pecado” para llevar a casa $200 mil y hasta $300 mil por día. “Esa es la verdadera democracia económica, en la que todos podemos ganar una suma digna para mantener un hogar donde no haya hambre ni otras necesidades”, afirma Francisco Montero, 59 años de edad, padre de tres hijos, residente en el barrio ‘7 de Abril’ “al lado de la casa donde naciò ‘El gato volador’. Le digo que se muchacho desde niño se le vio la maldad en los ojos”
En síntesis, el Carnaval de Barranquilla es un desorden bien organizado, que cuenta con una junta central, un presidente y todo un ejército de colaboradores, entre ellos los audaces vendedores de los patrocinios para televisión, los avisos en las carrozas, el alquiler de los palcos y de los metros cuadrados para la instalación de sillas por las cuales el usuario paga $10 por presenciar el desfile cómodamente.
Para hacer una fiesta como la del Carnaval de Barranquilla se necesitan unos 9.000 millones de pesos, recursos que consigue Carnaval S. A. mediante los palcos, el cobro de algunos eventos, derechos de transmisión, patrocinios y los aportes del Ministerio de Cultura.
Y lo más bueno de todo es que, con raras excepciones, todo el que trabaja en el Carnaval se la goza “bacanamente” porque uno no puede estar cuatro días a palo seco. Los mismos espectadores le brindan a uno hasta whisky de la mejor calidad”, dice Dino Ochoa.
¡Agárrense la pollera mujeres!
Es un fenómeno peculiar. En los días de Carnaval sopla una brisa desde el piso hacia arriba lo que produce un atractivo más pues las cumbiamberas tienen que agarrarse bien las polleras para que el publico no se deleite viendo sus partes nobles. Y los parejos les van gritan “¡Agárrense las polleras mujeres
En un relato a El Tiempo, José Llanos, exrey las dinámicas económicas que genera el Carnaval de Barranquilla, la fiesta popular más grande y esperada del país, que comenzó el sábado y se extiende hasta el martes.
Aunque la temporada se inicia mucho antes, con la época del precarnaval, detrás de la alegría desbordante, estas fechas son también una excelente oportunidad para hacer negocios y crear empleo.
Llanos, director de la danza Selva Africana, una de las más vistosas de los carnavales, alcanza a fabricar hasta 600 máscaras de hasta 300.000 pesos, que utilizan los grupos folclóricos.
“Tengo seis operarios, además de mis hijos, trabajando las 24 horas: mientras unos duermen, otros trabajan”, señala.
De acuerdo con las proyecciones de la Cámara de Comercio de Barranquilla, se estima que, gracias al Carnaval, la economía formal y la informal de la ciudad movilizarán unos 45.000 millones de pesos, con un crecimiento anual promedio del 10,5 por ciento en las últimas siete temporadas.
El secretario de Turismo y Cultura del Distrito, Afif Siman Slebi, calcula que el gasto promedio de cada turista que pisa la ciudad es de 300.000 pesos diarios.
“Generan ingresos desde el momento en que llegan”, señala. La gran fiesta de los barranquilleros generó unos 11.000 empleos solo en el precarnaval, para crecer a una tasa anual del 1,8 por ciento. En total, el año pasado se generaron 22.000 empleos.
Los carnavales son la temporada alta de Barranquilla, que solo se equipara con los partidos de eliminatoria de la selección de fútbol.
El transporte, la ocupación hotelera y los comercios locales también ven incrementar sus ingresos.
A su vez, la economía informal, según Undeco, el gremio que agrupa a las tiendas alcanzó un 70 por ciento en sus actividades enfocadas en el consumo masivo de alimento y licores, que corresponde a lo de mayor demanda en las 15.000 tiendas de la ciudad.
Todo ello hace que, para el sociólogo Édgar Rey Sinning, por ser el Carnaval la principal actividad creativa de la ciudad deba ser tenido en cuenta como una industria cultural que produce satisfacciones espirituales, pero también mejoras en la calidad de vida de miles de familias.
“Lo económico es importante en la valoración de la cultura, pero las actividades culturales también deben ser rentables socialmente”, subraya.
La empresa encargada de organizar las fiestas, Carnaval S. A., llegó a programar para este periodo unos 28 grandes eventos y 175 presentaciones menores, aparte de las que realizan otras organizaciones, como la del Carnaval de la 44 y la Toma del Sur.
Reyes del rebusque
La sola coronación de la reina central demanda una gran inversión de Carnaval S. A. y de la misma familia de la soberana. Cada vestido puede llegar a costar hasta $ 30 millones y demanda el trabajo de exclusivos diseñadores, como Amalín de Hazbún, Judy Hazbún, Alfredo Barraza o Hernán Zajar.
En la velada de coronación, efectuada el pasado jueves, María Margarita Diazgranados Gerlein hizo 15 cambios de vestuario a lo largo de la noche, y utilizó a más de 500 bailarines. En total, unas 13.000 personas entraron al estadio Romelio Martínez para apreciar el espectáculo, amenizado por el dominicano Juan Luis Guerra y el dúo Ñejo y Dálmata.
En la Batalla de Flores, que se vivió el sábado en el cumbiódromo de la Vía 40, desfilaron 16 carrozas, cuyo precio puede estar entre los 60 y los 80 millones de pesos, y 22 tráileres con orquestas, que deben pagar 40 millones para mostrar la marca de la empresa patrocinadora, y que van amenizadas por 84 grupos folclóricos. Rey afirma que no ha visto una alternativa que supere durante el año los aportes a economía barranquillera y de algunos municipios del Atlántico como el Carnaval.
“Solo pensemos cuántos empleos directos e indirectos se producen dos o tres meses antes de la fiesta, en el precarnaval y los cuatro días propiamente dichos”, subraya el investigador.
En un listado de oficios que garantizan rentabilidad durante la fiesta se encuentran los de fabricantes de instrumentos musicales, instructores de danza, comparsas, tocadores de tambores y tamboras, ejecutantes de millo, gaitas, clarinetes, saxos, disfraces, modistas, capuchones, etc. Tan solo Carnaval S. A. hizo aportes por 1.050 millones para los disfraces.
Los transportadores también viven su fiesta. Un taxista como Raúl Gómez dice que los cuatro días de carnaval le pueden dejar hasta 2 millones de pesos. “Eso sí, sin tomarme una ‘fría’ (cerveza), trabajando de noche”, asegura.
La empresa Transmetro movilizó a 156.639 personas e implementó una ruta de carnaval con 21 alimentadores. Otro sector que genera gran movimiento de dinero y empleos es el de los bailes, según Carlos Padilla, que organiza el Tsunami Vallenato, en el que reúnen a 14 artistas de la música, y cuenta que para montar este espectáculo invierte 600 millones de pesos.
Como gancho, contrató al cantante Silvestre Dangond en exclusividad; es decir, no puede tocar en otro lado en los cuatro días de la fiesta.
Se estima que Silvestre cobra entre 70 y 80 millones de pesos por presentación. “Hay capacidad para 7.000 personas, pero con 4.500 recuperamos la inversión”, dice Padilla.
“Si lográramos entender que el Carnaval debe ser visto como una verdadera industria cultural, capaz de producir empleo durante todo el año y no solo en los días previos, la calidad de vida de estos artesanos y artistas sería diferente, posiblemente mejor”, agrega Rey.
Llanos insiste en que esta es una fiesta para gastar y ganar plata. Y advierte: “hay que andar alegre, porque te estás ganando el billete haciendo lo que más te gusta: trabajar para el Carnaval”.
Tradición marcó Batalla de Flores
La tradición marcó el ritmo de la Batalla de Flores el sábado en el acto de apertura de la fiesta más popular y multicolor del país: el Carnaval de Barranquilla.
El sonido de los cueros y la caña de millo, que retumbaron a lo largo de los 4,2 kilómetros del cumbiódromo de la Vía 40, predominaron entre las majestuosas carrozas que transportaban a las diferentes reinas.
Escoltada por una numerosa comitiva, María Margarita Diazgranados Gerlein, la reina central de esta edición lanzó flores a ambos lados de la vía y, sin dejar de bailar, arrancó aplausos a los miles de espectadores que soportaron temperaturas cercanas a los 38 grados.
Grupos de bailarines y disfraces, además de reinas, bailaron con la música tradicional de esta fiesta, que en este 2014 rindió homenaje a los 60 años de su himno: ‘Te Olvidé’.
El picante comenzó con la agrupación inicialista, la Banda de Baranoa, que le puso sabor a cada tema musical, seguido por danzas tradicionales como el Cipote Garabato y el Cambión de Oro. La música champeta también se impuso, en especial el tema de estos carnavales: ‘El Serrucho’, de Mr. Black.
Orquestas y artistas como Bananas, Maluma, JBalvin, RH Positivo y Checo Acosta animaron con sus voces el recorrido que se prolongó hasta entrada la noche.
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